El brillo que refleja el Centro
“A un peso, a un peso cobrábamos nosotros la lustrada de zapatos hace cuarenta años cuando yo empecé a trabajar aquí”, dice Victoriano Delgado mientras esboza un gesto que denota sorpresa y orgullo. Allí, en el cruce de Junín con La Playa, donde el tradicional oficio de embellecer el calzado ha permanecido por más de medio siglo, sobresale la pequeña figura de este hombre de 78 años quien, según sus compañeros, es sinónimo de alegría y respeto por su labor.
Con cepillo en mano Victoriano atiende a un cliente que lo visita hace más de quince años. Aunque parece que nada puede robar su concentración, cada cierto tiempo levanta la mirada para intercambiar algunas palabras y sonrisas. El tema de hoy es el nuevo aspecto del Centro, las obras que ya se aprecian con mejores espacios, ciclorrutas y muchos árboles y jardines.
"El cambio que ha tenido el Centro es muy bueno ―continúa Victoriano―, está quedando muy hermoso y las personas de acá y los turistas que vienen se van muy contentos. De acá para arriba, hasta el Pablo Tobón, va a quedar muy bonito, espere en Feria de las Flores”
Sus manos ágiles y marcadas por el paso del tiempo dan los toques finales, el brillo del zapato negro da fe de la calidad de su trabajo. Recibe los 3000 pesos y se despide con afecto de su cliente. Es temprano, pero al finalizar el día espera haber atendido a cerca de quince personas.
Victoriano y sus 27 compañeros tienen claro que si el Centro está bonito, la gente lo visita más y a ellos les va mejor en su trabajo, por eso acordaron apadrinar el lugar, cuidar las nuevas bancas y las zonas verdes. “Nosotros cuidamos los jardines, recogemos la basura y le echamos agua a las matas para que estén bonitas”. De pronto, señala un árbol verde que está a unos pasos y sube el tono de la voz: “Por ejemplo, ese aguacate lo sembré yo hace dos años y mire como está de bonito
Victoriano no solo ha sido testigo de la trasformación, se siente parte de ella. Siempre le ha gustado el Centro, el de ayer de hombres elegantes que visitaban Junín y le echaban piropos a las mujeres, y el de hoy de gente que pasa rápido pero muchas veces se detiene a mirar cómo lustran los zapatos en Junín con La Playa y de paso a apreciar el aguacate que cada vez está más bonito.
“Espere y verá que dentro de poco le empiezan a salir las flores”. Y de nuevo el orgullo se dibuja en su rostro.
Autor: Juan David Hernández